1 de mayo de 2009

Breve historia del doping (2) El dopaje de Estado

Frente al uso continuado de esteroides por parte de los lanzadores americanos en los sesenta y los setenta, los países del bloque soviético se dedicaron a una preparación intensiva de sus atletas y deportistas olímpicos a partir de finales de los sesenta. Tras haber privilegiado anteriormente las pruebas menos explosivas, la RDA y la URSS mejoraron notablemente su nivel en pruebas cortas y lanzamientos y dominaban el atletismo femenino. Además de una política de detección precoz y de un trabajo de enorme intensidad, se puede hablar de un "dopaje de estado" que llevó a la enorme URSS, pero también a la "pequeña" RDA (apenas 17 millones de habitantes), a superar a EE.UU. en el medallero general de los Juegos Olímpicos.
El caso más conocido es el de la RDA donde el responsable de la política deportiva fue Manfred Ewald, asesorado en la parte médica por el Dr. Manfred Höppner. Los políticos de la RDA consideraban las sonadas victorias de sus deportistas en atletismo, pero también en natación, remo, ciclismo, balonmano y deportes de invierno, una propaganda vital para el reconocimiento de facto de su estado, escindido de Alemania como consecuencia de la ocupación soviética. En el juicio que se siguió contra ellos tras la caída del muro de Berlín se les acusó de haber sometido a un enorme experimento farmacológico a más de 10.000 deportistas, aunque finalmente se probaron 142 casos de mujeres. Entre las atletas de la RDA que fueron suspendidas por dopaje podemos recordar a Ilona Slupianek o a Katrin Krabbe, Silke Gladisch y Gritt Breuer, ya tras la unificación alemana y en una política que tuvo mucho de "ajuste de cuentas" entre alemanes. Además de los anabolizantes y de enormes cantidades de vitaminas, soviéticos y alemanes experimentaron con la testosterona exógena (la famosa OT, Oral Turinabol fabricada en la RDA) y llevaron a cabo numerosos casos de abortos para aprovechar las ventajas del embarazo en el rendimiento deportivo.
Sin embargo, no parece que la sociedad occidental y el deporte puedan tirar la piedra y esconder la mano ya que, como escribió Michael Carlsson: "A pesar de que en los últimos años el deporte internacional ha intensificado sus políticas de control sobre el dopaje, el legado de Ewald permanece como una herencia en el medallero histórico. Además, en el campo puramente médico, hoy son utilizadas legalmente en ciertas competiciones algunas de las sustancias que Ewald y su equipo ayudaron a descubrir y a utilizar. Lo más significativo es que los regímenes de entrenamiento científico son ahora la norma en todos los deportes de alta competición, con equipos de apoyo que exceden en número a los entrenadores y centros de alto rendimiento que preparan a niños cada vez más pequeños. Puede que haya cambiado el objetivo de glorificar al Estado para sacar beneficios políticos, pero la metodología sigue siendo la de siempre."

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